TRABAS IRREDUCTIBLES A LA TRANSFORMACIÓN DEL ESTADO
Los nuevos movimientos sociales construyen organizaciones y redes de resistencia y se constituye en un poderoso “atractor” para los procesos de transición. Los movimientos sociales surgen de las crisis de legitimidad motivados por una reconstrucción del Estado.
La estrategia orientada a limitar o reducir las funciones del Estado está enfocada a desviar la acción de los movimientos sociales hacia su integración a las organizaciones no gubernamentales, a efecto de poder controlarlas desde la misma estructura del poder del Estado.
Los movimientos sociales que surgen desde abajo se organizan por grupos que se coordinan en función de afinidades de nuevos actores sociales que se oponen a la marginación y exclusión y exigen una ampliación de la ciudadanía asumida a través de un pacto social que explicita obligaciones y responsabilidades frente a un Estado de Derecho. Los esfuerzos para organizar y unir los sectores marginados con el propósito de representar sus intereses en los centro de poder del Estado ha resultado en ser políticamente difícil y muy peligroso.[1]
Aunado a lo anterior los mercados externos imponen una estricta disciplina sobre el Estado y el gobierno, reaccionando con gran rapidez ante cualquier decisión de política económica que no sea creíble o que sea percibida claramente como negativa para el futuro de la economía del país, ésta decisión se tiene que pensar no sólo en la reacción de la oposición y la opinión pública, sino también en los inversionistas nacionales e internacionales.[2]
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